Natalia Freire @ladeporteca

Si hablamos de la Historia de la Gimnasia Artística, el primer nombre que siempre aparece es el de Nadia Comaneci porque es, sin duda, la gimnasta que revolucionó y popularizó este deporte.
Considerada como la mejor gimnasta de todos los tiempos, Nadia Comaneci nació un 12 de noviembre del año 1961 en Onesti, Rumanía.

Siendo una niña fue descubierta por su entrenador, Bela Karolyi, cuando tenía tan sólo seis años. Karolyi supo que estaba ante un prodigio de la gimnasia nada más verla. No se equivocaba porque en 1970 empezó a obtener sus primeras victorias en categorías juveniles y en 1974 ya era Campeona Juvenil Mundial.

En la categoría absoluta, en su primera actuación en competición internacional durante los Campeonatos de Europa celebrados en Skien (Noruega), en 1975, superó a la pentacampeona de Europa la rusa Lyudmila Turishcheva y mostró sus credenciales para lograr el Oro Juegos Olímpicos de Montreal (1976).

Unos meses antes del comienzo de los Juegos triunfó en Nueva York tras realizar un doble mortal de espaldas en la salida de su ejercicio de asimétricas. Era la primera mujer en lograrlo en una competición.

Pero fue en Montreal donde comenzó la leyenda de una de las más grandes deportistas de la historia. Nadia Comaneci era el nombre más repetido durante aquellas semanas, no sólo porque obtuvo cinco medallas (tres de oro, en paralelas, barra y en la general, una de plata y otra de bronce), sino que además consiguió lo que nadie hasta ese momento: fue la primera gimnasta en obtener un perfecto 10, la máxima puntuación según los varemos de la época. Era algo tan difícil que incluso las pizarras electrónicas que marcaban las notas no tenían los caracteres para el 10 así que tras la actuación de Nadia Comaneci la pizarra marcaba un 1.00. Pero todo el mundo sabía que ese ejercicio de paralelas era un 10.

Esa misma noche, recibió otro 10 en la barra de equilibrios, su otra especialidad. Al día siguiente, la prensa de todo el mundo la consagraba como leyenda y la gimnasia deportiva, como se llamaba entonces, se convirtió en el deporte olímpico con mayores audiencias televisivas. La gente se sintió atraída por un deporte que hasta entonces sólo estaba al alcance de una minoría.

En Montreal Nadia logró siete dieces durante toda la competición, (cuatro en las asimétricas y tres en la barra de equilibrio), y se convirtió en la Campeona Olímpica de Gimnasia más joven de la historia. Había nacido una estrella.

Nadia, que tan sólo tenía 14 años, no estaba preparada para lo que se le vino encima después de estos éxitos en la gimnasia: La presión mediática mundial, los compromisos con las federaciones y patrocinadores y las exigencias del gobierno comunista de Ceaucescu en una época en la que la Guerra Fría entre Estados unidos y los países del otro lado del telón de acero, como era el caso de Rumanía, estaba en pleno apogeo.

Sin embargo, su popularidad siguió creciendo en todo el mundo, incluyendo España, que ya abría sus puertas a la democracia y al progreso recuperando relaciones internacionales. El deporte contribuyó a que estas relaciones se fueran afianzando y puede que por eso Nadia Comaneci fuera nombrada Fallera Mayor en 1977.

Aquel año también estuvo en Madrid y junto al resto del Equipo Rumano de Gimnasia llenaron el Palacio de Los Deportes de Madrid en una competición de exhibición entre el equipo español y el rumano. Doce mil personas abarrotaron las gradas e incluso algunos alumnos del INEF mostraron pancartas en los que reclamaban una “facultad de Educación Física”y “una educación física para el pueblo”. Qué tiempos convulsos. Como ahora, más o menos…

Los éxitos continuaron para Nadia Comaneci hasta finales de los 70 pero la presión que debía soportar a su corta edad, los duros entrenamientos y sus problemas de sobrepeso relacionados con su crecimiento acortaron su carrera.

A los Juegos de 1980, celebrados en Moscú, llegó sufriendo dolores de ciática. Pero ni las lesiones ni la presión pudieron con el gran esfuerzo y la perseverancia de Nadia Comaneci que terminó ganando dos medallas de Oro, en suelo y barra de equilibrio.

Al año siguiente durante una gira en Estados Unidos, su entrenador, Bela Karoly, pidió asilo político junto con su esposa y otro miembro del equipo rumano de gimnasia. A los tres les fue concedido.

Nadia desconocía el plan de su entrenador y se sintió traicionada. Años después, cuando Nadia adoptó la misma decisión poco antes de la revolución que derrotó al clan Ceaucescu, se reencontró con los Karoly en Estados Unidos y su relación se restableció.

Pero este hecho hizo sufrir mucho a Nadia ya que durante años estuvo bajo vigilancia. El Gobierno comunista de Nicolae Ceaucescu incautó su correspondencia, intervino su teléfono e incluso amenazó con requisarle las medallas que había ganado.

En 1984 se retiró de la competición activa para convertirse en entrenadora del equipo rumano, primero, y del canadiense, después. En 1989 estando en Austria, solicitó el asilo diplomático en la embajada de Estados Unidos. Una de las razones por las que lo pidió fue Bart Conner, gimnasta al que conoció en la gira estadounidense del 76 y con el que, finalmente, se casó.

Juntos iniciaron varios proyectos de éxito relacionados con la gimnasia, desde una Academia de talentos hasta una revista especializada en gimnasia pasando por una productora a la que llamaron Perfect 10 Productions, (en honor a su 10 perfecto en los juegos del 76) que se dedica a las retransmisiones deportivas.

Nadia también aprovecha su popularidad para apoyar causas solidarias tanto en Rumanía como en el resto del mundo.

En 2003 publicó el libro “Cartas a una joven gimnasta” en el que cuenta su historia. Pero para los amantes de esta leyenda hay una joya cinematográfica de 1984 rodada para la televisión. Su título: Nadia.

En esta Coproducción entre la desaparecida Yugoslavia y Estados Unidos basada en la historia real de la gimnasta desde su niñez hasta el Mundial de Fort Worth (Estados Unidos) en 1979 podemos ver excelentes escenas gimnásticas porque la actriz que encarnaba a Nadia era la americana Marcia Frederick que fue la primera gimnasta estadounidense en convertirse en Campeona del Mundo de Asimétricas en 1978 y por tanto, fue rival de Nadia en la vida real.

Un símbolo generacional, una revolución en el mundo de la gimnasia, una mujer solidaria, un 10 perfecto, una leyenda…

Tweet
Seguir a @Planetolimpico

Escribir un comentario

Para evitar spam y un uso inadecuado de los comentarios, estos deberán ser validados previamente a su publicación.


Código de seguridad
Refescar

#losJJOOsontodoslosdias

CoreFit revista digital

Editado por:
OLIDREAM SPORT,S.L

Creado por:
TICNUX,S.L