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FOTO: COE

La selección española masculina de baloncesto se ha subido por tercera vez consecutiva al podido en unos Juegos Olímpicos tras imponerse a Australia por 88-89 en un encuentro con un final de infarto en el que la buena defensa de los hombres de Sergio Scariolo les hizo ganar la medalla de bronce.

Todo lo que tiene un inicio suele tener también un final y el camino glorioso que iniciaron los Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y compañía con la conquista del Mundial Junior de 1999 ha tenido su último broche de oro con la conquista este domingo de su tercera medalla olímpica consecutiva. Todavía no es oficial, pero todo hace indicar que Río ha sido el último lugar en el que hemos tenido la oportunidad de poder ver juntos defendiendo la bandera a española a una generación que nos lo ha dado todo en los últimos años: Mundial, Europeos y mucha gloria olímpica.

Por ello, la despedida de este grupo no podía ser cualquiera y vaya que no lo ha sido. Comenzó España muy bien el partido por el bronce y Australia dio la sensación de que aún se encontraba en un ligero estado de shock tras haber perdido con Serbia las semifinales, algo que provocó que los hombres de Scariolo cerraran el primer cuarto seis puntos arriba (17-23).

El inicio del segundo cuarto siguió el mismo guión y la prueba es que España llegó a disfrutar de su máxima renta en todo el encuentro: 12 puntos (28-40). Sin embargo, Australia despertó de su letargo y con una intensa defensa comenzó a enviar el mensaje de quería fastidiar a toda costa la despedida de nuestra generación más brillante. Prueba de ello es que España pasó de la ventaja de 12 puntos a irse únicamente con una renta de dos al descanso (38-40) y la sensación de que había que sacar el mono de trabajo para lograr el bronce.

Esto es algo que se confirmó en lo que quedó de partido. Australia se puso el cuchillo entre los dientes aferrada a un soberbio Patrick Mills, firmó 30 puntos, mientras que España trataba de aguantar el empuje de su rival con un enorme Pau Gasol bajo la pintura, el de Sant Boi fue de nuevo un 'extraterrestre' con 31 tantos.

De ese modo se llegó a un final de partido infartante en la que ninguno de los dos equipos lograba escaparse de su rival obteniendo, como mucho, dos puntos de ventaja. Faltando 30 segundos para el final, Gasol, aumentando su leyenda, puso por delante a España gracias a transformar dos tiros libres (86-87). Sin embargo, Aaron Baynes puso las cosas muy cuesta arriba con una nueva canasta para los oceánicos cuando restaban 10 segundos (88-87). En esas apareció Sergio Rodriguez para forzar una falta personal que supo a gloria a España.

El canario no falló en sus dos lanzamientos (88-89) y dejó a los españoles a las puertas de medalla cuando quedaban cinco segundos para el final. Los hombres de Scariolo apretaron entonces los dientes y no dejaron escapar el bronce con una sólida defensa ante la que nada pudo hacer Australia.

Es curioso que el que anotara los últimos puntos de España fuera Sergio Rodríguez, una manera muy poética que tiene el baloncesto de decirnos que este domingo se nos va una enorme generación a la que únicamente se le puede dar eternamente la gracias por todo lo conseguido pero que hay actualmente un grupo de jugadores, liderados por el canario, que seguro que nos siguen dando muchas alegrías los próximos años.

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