Deporte y Cultura

FOTO: Leyendas de la Rítmica

Por Natalia Freire @ladeporteca

Lágrimas por una medalla de Tania Lamarca no es sólo el título de un libro sobre Gimnasia Rítmica ni el testimonio de una deportista que logró ser Campeona Olímpica. Este libro es también el relato de una niña que amaba la gimnasia y que gracias a este deporte se convirtió en una mujer fuerte e íntegra, capaz de enfrentarse a todo.

Hasta los Juegos Olímpicos de 1996 la categoría de Conjuntos en Gimnasia Rítmica no fue olímpica. El Conjunto español se presentó en Atlanta después de haberse entrenado en condiciones muy duras pero con una ilusión que sólo se siente cuando eres una niña. Ese esfuerzo obtuvo la mayor recompensa que existe porque aquellas jovencitas se convirtieron en el primer Conjunto Campeón Olímpico de la historia pero también fue la primera Medalla de Oro Olímpica para la gimnasia española. Con ellas nació la leyenda de las Niñas de Oro.

Tania Lamarca formó parte de aquel Conjunto. Su imagen en el pódium con la medalla de Oro, llorando de emoción mientras sonaba el himno, conmovió a toda España. Junto a ella estaban sus compañeras Marta Baldó, Nuria Cabanillas, Estela Giménez, Lorena Guréndez y Estíbaliz Martínez. Su compañera Maider Esparza estaba en la grada. 

Algunos años después, ya alejada de la gimnasia, Tania Lamarca decidió contar su historia en el libro titulado Lágrimas por una medalla.

Lo escribió con la ayuda de la periodista Cristina Gallo, que cuenta con una larga trayectoria en radio como Redactora Jefe y Subdirectora de Contenidos junto al gran maestro del periodismo, José María García. Cristina Gallo ha cubierto Juegos Olímpicos, Campeonatos del Mundo y todo tipo de competiciones internacionales. Dirigió el portal libredirecto.com y se especializó en Olimpismo y Mujer. Es todo un ejemplo de lo que es el amor al oficio de periodista.

El libro está dividido en tres partes:

La primera se titula En busca de un sueño y cuenta la llegada de Tania a Madrid dejando atrás una vida tranquila en Vitoria junto a su familia. Describe su nueva vida en un chalet en el Barrio de Canillejas en el que vivía con sus compañeras de equipo. Los sacrificios que tuvieron que hacer, lo duro que resultó someterse a una férrea disciplina alejada de su familia y cómo todas afrontaban las dificultades sin protestar porque sabían que al hacerlo estarían más cerca de entrar en la historia. Los miedos, las dudas y la obsesión por el peso se compensaban con la ilusión por participar en unos Juegos Olímpicos y por la posibilidad real de conseguir una medalla.

La segunda parte se titula El Sueño Olímpico y explica cómo son los Juegos desde dentro. Cómo fueron los entrenamientos previos a la competición y cómo se sintieron tras lograr el Oro.

De este capítulo me llamó la atención cómo se emocionaron cuando terminaron su actuación porque sabían que habían clavado el ejercicio. Cómo esperaron en el vestuario a que saliera la nota de sus máximas rivales con la esperanza de lograr subir al pódium.

Cómo se desató la euforia cuando vieron aparecer a Almudena Cid, gimnasta que competía en individual, gritando por el pasillo: ¡¡Sois Oro, sois Oro!! y exclamando que las rusas, principales aspirantes al Oro, habían fallado. Fue entonces cuando tuvieron la certeza de que eran Campeonas Olímpicas.

Tanta fue la emoción que a la Seleccionadora, Emilia Boneva, casi le da un infarto allí mismo. Y no lo digo en sentido figurado, es que la mujer padecía del corazón.

Después describe cómo fue la vuelta a Madrid, los homenajes, las fotos, las galas, los premios y la relajación...

Y aquí es donde empieza la tercera y última parte del libro: Las Lágrimas de un sueño. Para mí es la parte más dura porque cuenta cómo afectó al Conjunto la polémica causada tras una entrevista publicada a una de las ex componentes del equipo en la que contaba la dureza de los entrenamientos, que no las dejaban comer y que las concentraciones eran poco menos que un infierno.

Asimismo relata el momento en el que la Seleccionadora tiene que dejar el equipo a causa de su enfermedad cardiaca y cómo Tania decide renunciar a seguir en el equipo por negarse a adelgazar.

También nos cuenta su nueva vida lejos de la gimnasia y sus denuncias a través de los medios de comunicación porque años después de conseguir el Oro no habían recibido por parte de la Federación el dinero del premio por ser Campeonas Olímpicas. ¿Os suena la historia?

Pero aunque esta parte pueda parecer la más sensacionalista, no es la más importante. Está claro que gracias a estas denuncias los métodos de entrenamiento cambiaron y hoy en día se compite con más profesionalidad y durante mucho más tiempo. Y desde entonces también están regulados y controlados los ingresos que todos los deportistas reciben por parte de federaciones y empresas. Pero si tengo que quedarme con algo de este libro, me quedo con el amor de Tania por su deporte, con la amistad inquebrantable de sus compañeras, el apoyo incondicional de su familia y la certeza de que tras contar su experiencia la Gimnasia Rítmica en España obtuvo un respeto que antes no tenía.

Gracias a este libro, que es lectura obligada para todos aquellos que amamos este deporte, sabemos que la Rítmica es esfuerzo, disciplina, orgullo, entrega y uno de los deportes más bellos que existen. Para mí, el más hermoso de todos.

Os recuerdo que éste y todos los libros deportivos de los que hablamos en La Deporteca podéis encontrarlos en libreriadeportiva.com

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